domingo, 14 de mayo de 2017

EL TIEMPO


Aquí yacen... en ti, mis besos
tornándote en cúmulo de mis recuerdos
y yo... satisfecho de aquellos esfuerzos
los recojo de tu mano, sin despedidas
y sin el dolor para esta partida...
porque somos aquello que queremos
en este instante de nuestras vidas.

¡Vida!... ¡que vienes y huyes con prisas!
te canta la cigarra agradecida...
miro tus ojos, nadie reclama,
rozo tu mano anciana y versada
por tantas lágrimas tintas
en una incógnita que ya está descifrada.

Reposé goloso en tu dulce sueño,
pasó de largo e imperdonable el tiempo,
sólo los dioses en sus pedestales
se arrepienten de ser inmortales
por una mirada en el postrero lecho
de un verbo en pretérito imperfecto
que sí... me permitió amarte.

Sin un adiós, Acaricié tu lecho
con la esperanza que señalará el regreso
dibujado en los surcos de mi cara,
olvidé las horas de truncadas esperanzas,
el fracaso de tantos sueños
porque sé, que volveremos a vernos
quizá no sea hoy... quizá no sea mañana...
estoy dibujando tu nombre en el cielo
más con sentimientos... que con palabras.

‎Luis Maria Saiz Laso

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