-¿Qué se hizo de mis camaradas astrónom@s?
-¿Aún observan arrobad@s desde la roja muralla?
Cuando la tarde se apaga contra los ladrillos,
ellos recuerdan una bandera que ya no flamea:
parpadean, se les cierran los ojos, casi sueñan
con un cometa que escribe sus nombres en el cielo.
la habitante mira a lo alto y descifra el mensaje:
la niña que desfila por la mañana en el koljoz
de noche se cubre con la frazada y oye pasos.
Del libro La habitante del cometa 67/P Churyúmov – Gueramisenko de
Alberto Szpunberg -Argentina-
Publicado en Estación Quilmes
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