Señor, yo sé que en mí ya no estoy viva,
y veo que en usted también he muerto,
y el alma, que le di, ya no soporta
seguir guardando su deseo esquivo.
Y este llanto, que nace de mis ojos,
no sé quién lo hace atravesar la puerta,
ni quién mueve mi mano y la acompaña
todas las veces que de usted escribo.
Es un milagro extraño y cruel de veras,
que una esté viva, y no esté viva, y muera,
y sienta todo y ya no sienta nada;
quien observe esta confusión cambiante
pensará que mi forma verdadera
es una imagen de Eco y de Quimera.
Gaspara Stampa -Italia- Traducción Eleonora González Capria
Publicado en Periódico de poesía
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