martes, 1 de diciembre de 2015

NO HUYAS


Déjame penetrar en tu mirada,
buscar ese camino que aún no conozco,
besar el verde pasto antes de caer el rocío;
trazar en ella mi destino.

Déjame acariciar tu mejilla, ilusionarme un poco, sentir el cosquilleo en mi pecho
como un niño ingenuo, ver cómo entra
el sol a través del ósculo en mi cuarto.

Por un momento, déjame sostener
tu mirada, en el cuenco de mis manos,
como gigantesca luz en la noche de mayo;
para sentir por un instante; el palpitar del alma.

Quiero que seas tú, el sendero de mis
pasos, la luz interior que con su penumbra divise en donde me dirija, que importa si es escabroso, sólo deseo que seas tú.

Divisar dentro de ti, esa luz interior que me alumbra y me da paz,
quiero ser tu reflejo,
que seas mi refugio mi alegría mi gozo.

Te imploro que seas mi río, que en tus cauces serenos arrastres mis cardos
y todas las dagas que hieren mi cuerpo,
en tu manantial tranquilo acojas mi despojo.

Deja que en tu aliento repose mi gélido rostro, desfigurado y tieso,
para calmar mi agonía y revivir la esperanza mía.

¡Sé mi cielo, que da posada a mi soledad!
No huyas, sólo llevo en la maleta un poco de moralejas, un montón de viejas penas
y un río, de frías lágrimas que pesan.

Por favor vuelve,
no dejes que te sueñe
como un sueño lejano, un inalcanzable anhelo, como besar tus labios de miel.

Déjame ser el trigo, de tu bondadoso trigal
donde el hambre menguó, y rehogó tu pan de amor.
No huyas, déjame ser, la hojarasca de tus pisadas y tú, regálame un poco la luz de tu mirada; para iluminar mi triste oscuridad.

Nery. Y. López Cubilla -Paraguay-

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