Nuestros dos cuerpos desnudos
en la arena de la playa,
y ansias que no desmaya
en este perfecto engrudo,
que nos ata como nudo
en esta matinal bruma,
robándole toda la espuma
a las olas en su bregar,
cuanto se puede lograr
si el deseo al amor se suma.
Esa música celestial
que es el ruido de las olas,
cuando tu gemir inmola
de una forma especial,
en nuestra noche nupcial
vibrando vamos a estar,
y bajo el amparo lunar
se desatará el ardor,
cuando hagamos el amor
en las riberas del mar.
Melodías de las olas
a nuestros oídos llegan,
y las estrellas entregan
a nuestra piel su aureola,
como candente estola
que es la pieza mejor,
avivando va este ardor
que delirante conduce,
al goce que nos produce
cuando hacemos el amor.
ROBERTO BATISTA PARGAS -Cuba-
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