Un poema del año mil novecientos
treinta y siete
habla de ubérrimas ganas
de hoces
martillos
de frondosos despertares
y de piedras del camino.
Un poema del año dos mil quince
contempla la posibilidad
de hacer de la dicha
del despertar de la piedra
un frondoso y ubérrimo camino.
Seamos poemas
por los siglos
de los siglos
y en los siglos.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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