BAILE
La sombra que proyecta la luz de la farola sobre los adoquines empauta de negro y luz el suelo. Mojado por la lluvia, el bailarín salpica de lágrimas saltarinas los filos de sus zapatos, inquietos por el momento de frío tenso bajo las primeras lluvias de otoño que hacen más resbaladizo el suelo. Se siente pleno, puede caerse en cualquier momento, pero sonríe al peligro. Es su vida.
LA CITA
El perro olisquea el muro de la terraza bar desde donde la fastuosa lámpara ilumina el interior de la que parece una caja de sorpresa a punto de ser abierta esa tarde. El limón del té verde diluye su sonrisa, quizá parece agriarla. Él solo quiere ser sujeto activo de seducción. La protagonista, es ella.
CARLOS DÍAZ (ESPAÑA)
Publicado en Escribimos 38
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