martes, 29 de diciembre de 2015

PASEO POR LA NIEVE / PENSAMIENTO EN LA CIUDAD / ETERNIDAD POÉTICA / NOCHE BUENA DEL AÑO 2015


PASEO POR LA NIEVE

Las desnudas ramas
de robles y hayas
se cubrían de nieve;
dejando ir al viento
las últimas hojas...
Monedas doradas
sobre la mullida capa
de repetidas nevadas.
Pagando así a la nieve,
el alfombrado del suelo,
tan magnifico y bello.
La tierra se iba cubriendo
con más capas de nieve,
junto a un sonoro silencio.
Por donde, nuestros pies,
dejaban cuatro caminos
de paralelo y bello afecto.

PENSAMIENTO EN LA CIUDAD

Retorcidas hojas de otoño,
prendidas por un milagro
de esas ramas sin vestido;
desprendidas por el viento,
arrojadas con mucha fuerza,
sobre el asfalto más triste
y gris de cualquier ciudad.
No caeréis sobre el verde
de los prados y campiñas.
Os suicidáis, como lo hacen,
los hombres de una ciudad
anodina, ruidosa y sucia...
sobre un pavimento gris,
con tristeza en la mirada.
Y con muchos días sin vivir,
transitados sin ilusión alguna,
sobre espaldas encorvadas,
que creen seguir viviendo.
Cuando en realidad, no saben
que hace mucho que murieron.
Como las hojas que lentas,
se dejan caer hasta el suelo.
!Y no saben que están muertas!

ETERNIDAD POÉTICA

No te retengo. Te espero.
No te acecho. Te contemplo.
Y es sobre ese esperar,
junto al puro contemplar;
donde te dejo y te forjo
con hilos de fantasía...
Desde que ya no estás,
a mi lado. Pues te fuiste.
Y es, sobre el ir, sin vuelta,
donde te siento más mía.
Pues eres mi total delirio,
espíritu de la poesía...
creada y siempre sincera;
como un joven corazón
en una noche de verano
de la eternidad enamorado.

NOCHE BUENA DEL AÑO 2015

La vela se va acabando,
se consume lagrimea.
Resbala su blanda cera,
desgastada ya quemada,
cayendo sobre el mantel
de la nostálgica mesa.
En esta Noche Buena,
que parará como otras,
pasaron, hace ya años.
Dejando sillas vacías
y recuerdos muy vividos.
Nosotros un día de éstos,
seremos, cera quemada
y nostalgia recordada,
junto a una silla vacía.
Y alguien nos recordará
en un fugitivo instante,
al ver la llama de una vela,
quemando toda su cera
con un leve chisporroteo.
La vela se va quemando,
se consume lagrimea.
Resbala su blanda cera,
desgastada ya quemada,
cayendo sobre el mantel.
Alguien, eleva una copa,
un brindis con el champan.
Chocan las copas en lo alto.
¡Por nosotros y por los otros
que ya, no pueden brindar!.
¡Y la noche es alegría!;
pues volvemos a estar juntos...
Unos en el recuerdo
y otros en el presente...

MARÍA LUISA HERAS VÁZQUEZ -Barcelona-

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