CONVERSO
Converso con los muertos
que siempre me acompañan,
por lo que nunca, nunca, yo estoy solo.
Yo estoy solo
y me siento inmensamente solo,
a veces, rodeado de gentes
que creen que están vivas
y están, lo que se dice,
ya totalmente muertas;
con los muertos, mis muertos,
jamás me siento solo.
Mis muertos me acompañan y me guían
y son mis más leales y adorables amigos.
En verdad son bellísimos mis muertos,
me quieren y los quiero, nos queremos,
Converso con mis muertos
y escucho hablar a Dios
y hablo con Dios de tú a tú
y, hablar con Dios de tú a tú,
es llenar nuestra vida de poesía
y rebosar de amor.
¿Tú no hablas con tus muertos?
Si no hablas con tus muertos,
pobre ti, ¡qué lastima me das!.
No sabes, no, no sabes, ¡ay!, lo que te pierdes.
SOPLOS
En la mazmorra de la carne,
y a la carne encadenada,
la luz que somos grita
y llora y canta
y sueña con ser libre
y retornar
a su origen luminoso.
La luz se sabe eterna;
sabe la luz que ella es ella
y sabe que es eterna la luz
y la mazmorra efímera.
Transitoria es la carne,
nosotros somos luz,
luz, luz, luz somos;
permanentes viajeros
de la luz y en las luz,
vivos soplos de Dios
y, los soplos de Dios,
nunca jamás se extinguen.
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