Le dolía ser hecho de ausencias
plateadas como manchadas de luna,
cosidas con hilos de sol, sin sombras durmientes.
Más allá le agrietaron su boca,
le fue picoteada también su alma
por tres pájaros vivos de un bosque sonoro…
Y beberé el sudor de tu lluvia seca por caudalosa pena,
dormido sobre lenguaje que ya no pesa,
despierto en poesía endulzada con piedad de niño.
Del libro EL DESCENSO DE LAS SIETE SOLEDADES de
George Reyes -México-
Publicado en Suplemento de Realidades y Ficciones 65
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