En la noche vieja de la luna rota, en las esquinas habitadas de los suburbios y en las calles iluminadas de neón, mientras el resto de la ciudad parece dormir del ajetreo del día, se levanta un mundo de insomnio, de otras vidas que despiertan y se agitan cuando se apaga el sol. Iván Trémulo era una de esas vidas. De día, era contable en una empresa de suministros eléctricos. De noche, descorazonaba almas en el MoonClub.
Una madrugada, cuando regresaba a casa por las solitarias calles de las manzanas de Skinny Dog, mientras observaba su figura en el cristal de los escaparates del bulevar Blue, vio también como dos hombres se le acercaban por detrás y le clavaban un puñal en el costado. Los vio alejarse luego, al tiempo que su cuerpo se replegaba en sí por el dolor. Atento al reflejo del escaparate, contempló detenidamente, segundo a segundo, en directo, hasta los más minuciosos detalles de su muerte.
ISIDORO IRROCA
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