Retienes bajo el pie toda la tierra
sobrante de los muertos. Las raíces
llevan sabor de luna o noche,
temblor de hormigas, cauces de silencio
donde crece un afán de tiempo y hoja.
Esta quietud del tronco, vena
que en la memoria eleva su perfil
como el cuarto creciente de la vida,
tiene el ritmo severo de quien sabe
que no es inútil su ascensión.
Ansia de viento ante los ojos,
tiempo dormido en luz, grito de barro,
clamor nunca escuchado, de la tierra
levantas el lenguaje incomprendido
de tu erguida palabra silenciosa.
Y en el pretil, hecho de sombra, luce
la grácil curva oscura de tu copa.
FRANCISCO MENA CANTERO -Sevilla-
Publicado en Luz Cultural
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