Un sublime paisaje
distante
traza una línea
que callada resuelve su aire.
Iza desde el embarcadero
un cabo de cuerda
enraizado en su mano.
Todavía el vendaval
con cadenas de oro
afianza persistente
ese engranaje desatado
consume a mi lado
la “derrota” de soslayo.
¡Rema la alondra!
El navío por diferentes meridianos
se dirige al sur
con el timón clavado
en bandadas de aves.
¡Rema el ruiseñor!
Desorientado rehúsa los reflejos
inmersos en gruesas ramas
nítidas y temblorosas
acuden balsas de olas azules
abrigadas de moluscos.
¡Rema el pavo real!
Se hace cómplice
en las ataduras de sus rizos
sin vestigio de nidos cautivos
en un cielo chillón
que despliega.
¡Remó el campesino!
Esculturas haladas
bordadas en mármol
viento en popa
embelesan las marinas.
Manuel Vílchez García de Garss
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