Era esa la mañana de siempre, la que sabía a corazón, pero imaginaba, quien será, quien…y de repente, comencé a salpicar mis días con tu presencia, era la música, mi versión más exquisita, eran los nervios, y sucedió…sin planear nada, como acontece el amor, y cual era mi sentimiento, pensar, ¿a donde, a donde van tantos besos?, tal vez se encapsularon en mis dedos y moví mis manos muy lento, para empezarte a llamar...en este relato para los dos, las exquisitas cosas que duran un segundo, tal vez porque al paraíso se escala rápido y el corazón exalta al viento, al que le llamo, amor, al relato para dos, apenas el preludio de un gran suspiro, y deseo más y más y más de los dos…
Me parece que esta mañana tiene aureolas tu corazón, y de repente sin saberlo salía del alma este sentimiento, y ¡por dios! no quise parar hasta que supieras que desde la mañana estoy pensando en mostrarte algo más de mi personalidad, y que me conozcas de nuevo, en este relato para dos, en este deseo de esperarte para verte, desnuda, hasta el alma, como bien debe ser, porque de repente mi pecho siente, lo que la gente ignora, que nos pertenece a los dos este amor que me desborda…
Así, y solo así puedo comenzar mi día, y terminar pensando, que magia la tuya, que hermosura la nuestra, y sin pensarlo, así como me dicta el alma, estoy describiendo mi deseo de tenerte y volverte a besar, donde nadie sabe, en tu amor, casi pasando por tu alma, un abrazo al palpitar de tu corazón y dos eternos besos destellando en el preludio de tu femenino cuerpo, y este relato pequeño, que sea la introducción de nuestro día, para terminarlo sin escribir y hacerte el amor, como deseo vida mía, más que esa alegría que me fascina, tus tiempos, las aventuras y los traviesos momentos que son, y que vendrán…
Vas a tener un año hermoso, cada segundo a mi lado y yo venturosamente, comenzando este relato para dos, y la picardía encima de nosotros, porque te adoro, porque me amas, porque juntos de a dos, somos dos almas que se aman…dos almas y un relato, un relato para dos…aunque no estemos juntos, nos destrozamos...
Enrique Palma.
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