Es la piel de la mujer
cuántas historias perdidas
aventuras escondidas
esperando que unas manos
cruzando ritos paganos
un día puedan leer…
Cuánta vida, cuánto arcano;
como un sueño de papel
es misterioso bajel…
en puerto extraño fondeado
es un tesoro encantado;
un universo cercano.
Surtidor de mil anhelos
que al alma aturde y confunde
ternuras sin fin infunde
que en feliz algarabía;
en mística romería
procura alcanzar los cielos.
Siempre soñé navegar
por ese mar azaroso
que guarda placer y gozo
sin límite conocido;
es un deseo encendido
que no puedo enmascarar.
Con esas columnas sueño
que sostienen su hermosura
que eleva hasta la locura
esta pasión, mi condena
una perpetua cadena
que cauteriza mi empeño.
Y en esa obsesión bendita;
desatada fantasía
no hay un minuto del día
que me permita aplacar
estas ansias de alcanzar
ese cuerpo en el que habita.
Federico Servando Rodríguez
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