sábado, 2 de mayo de 2020

UN CHANCE POR FAVOR


Hace tantos años, creo que fue para los años 70 cuando después de pensarlo bien y no unirme a la revolución, decidí irme a buscar mundo.Me fui de la casa paterna, sin dinero con solo dos pares de zapatos,dos pantalones y tres pantaloncillos y nada mas.

Tome un micro bus que me llevara al Ferri del rió Magdalena, en esos tiempos no existía el puente Pumarejo, se atravesaba el rió en Ferri, comencé a pedir un chance o auto stop donde habían cientos de camiones para que me llevaran a donde fuera al otro lado del mundo.

Después de horas de estar pidiendo un chance , llega un camionero en un camión doble troque y me dice: " Lo llevo hasta donde me alcance el ayudante que lo voy a dejar comprando un repuesto" a donde el nos alcance hay te bajas, yo acepte y partimos.

Durante el trayecto del viaje que era hasta Margarita Venezuela, me gane la confianza del chófer del camión de nombre Pedro, ya en el viaje el no conocía la ruta a Bucaramanga y yo de atrevido le dije que conocía el camino, el cual no era cierto.

El viaje para Venezuela fue alegre y divertido, cuando llegamos a Codazi, el camión se atollo en la carretera en esos tiempos destapada y fangosa, ademas estaba lloviendo, el doble troque se atravesó en la mitad de la carretera, quedando el trafico cerrado, después de horas y con la ayuda de una retro escarbadora nos saco de la zanja en donde estábamos atollados.

Al terminar el incidente no habíamos comido, el chófer que yo llamaba cachacon Pedro me invita a comer en una enramada que vendían comida a camioneros, pero esa comida parecía un vomito de perro, pero con esa hambre no la comimos toda como si fuera el mejor manjar del mundo.

Después de horas de camino llegamos a Bucaramanga ciudad de los parques, fuimos a tanquear el camión con ACPM, al llegar a la gasolinera el despachador me reconoce el acento costeño y se vuelve loco de la alegría, me dice currambero mi socio, tu eres un bacano, se metió la mano al bolsillo y saca un poco de mariguana y me dice para la altura van a subir 50 kilómetros de montanas y la bajada es espectacular, y deben meterse un tabaquito para aguantar el frió del páramo .

El la gasolinera el chófer le dio chance a un muchacho pero le dijo que se iba en la plataformas y le dio unas cobija gruesa. Cuando subimos los 50 kilómetros el chófer se estaba quedando dormido y decide dormir un rato, pero el muchacho que le dimos el chance se estaba muriendo del frió tremendo que hacia, abrazaba el tubo o mofle para sentir un poco de calor.

Después de tres horas de sueño del chófer reiniciamos el viaje pero el frió era tremendo.,la bajada fue espantosa, el cachacon Pedro en el descenso manejaba el camión, como loco, lo frenaba con el freno del motor y con los cambios que son 15 cambios, al llegar a Pamplona comimos y seguimos a Cucuta.

Al llegar a Cucuta el cachacon Pedro me dice que necesita sacar los permisos para viajar a Venezuela y no conoce a nadie, yo le digo, el Cónsul es el esposo de una prima hermana mía que el nos puede ayudar, pero el cachacon Pedro no me cree.

Cuando llegamos al Consulado Venezolano Adolfo el Cónsul nos recibe muy amable,me invita a su casa para que saludara a Mariela su esposa y mi prima, allí comimos y tomamos unos tragos,muy sabrosa la reunión, al rato teníamos los permisos y documentos de la mercancía que llevamos, eran laminas de hierro para neveras.

Al día siguiente partimos a Margarita, con rumbo desconocido, pero con la intención de realizar un viaje rápido para cumplir el encargo de Pedro.

El trayecto hermoso, Venezuela linda, con autopistas que envidiaría cualquier pais incluyendo Colombia, con gente decente y amigable.

Ya de regreso llegamos nuevamente a Cucuta y así finalizaba mi viaje. mi trayecto con el cachacon Pedro y su ayudante, excelente personas, la despedida fue muy dura por que hicimos un tremenda amistad, lo tendré en mi mente de por vida que me brindaron estos amigos, Dios lo bendiga.

Carlos Otero Juliao -Colombia-

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