La mirada penetra en el mármol puro
que canta un amor sin igual
y lleva en su resignación eterna,
todo el dolor que anida en el mundo.
El espacio se encoge y el tiempo desaparece,
sólo el mármol llora en silencio…
La Naturaleza está muda. Sólo es desesperación
cuando la muerte exige su tributo de vida.
La humanidad entera está perdida
por su inmensa y agobiante culpa.
Sólo la Virgen María reza
por nuestro perdón.
Y el cielo se apiada y la Gracia viene,
sólo el mármol puro está vivo.
Icono eterno, esculpido por Ti,
mensajero de la Piedad Divina.
ELENA LILIANA POPESCU -Rumanía- Traducción del rumano: Joaquín Garrigós
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