Tierra de mi fuente soberana
que cubre de albo a mi horizonte,
besando a la milpa y a la peña
donde a su acre, siempre lo engalana,
por tener un vientre olor a leña,
madre de mis campos y veredas,
que elevas tus llantos de montañas,
hoy, solo hay eco de un vil llanto,
el mirlo, y los nardos ya no ruedas
porque silenciaron a tu canto,
es lindo ver tus campos frondosos
llenos de los verdes pastizales,
los bosques vestidos de frescura
y escuchar los trinos más hermosos
sin tener que ver a la locura,
tu caudal es un canto a la vida
que enarbola a tus montañas de oro,
eres nuestra fontana que implora
a ser amada, sin ser destruida,
y ser luz, como la bella aurora.
JOSÉ MANUEL QUINTERO ROJAS
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