Estamos en medio de algo sin nombre que remueve todas la fibras del sentimiento humano. Una cosa diminuta, que no está muerta, pero para reproducirse necesita de células vivas. Escurridiza, se esconde, ataca a quienes están débiles. El resto ya lo sabemos. La inteligencia humano se encuentra con las barreras del modo de vida dominante.
La poesía solo puede decir: nos reinventamos o perecemos.
Estamos en la tarea de reinventarnos. Simple y complejo a la vez, quienes han asumido el desafío de darle fortalezas al alma, somos pocos, pero trabajamos incansablemente. Aunque el ritmo, las vibraciones del sentir sean matemáticas, nosotros poco respetamos las cifras, los trabajos de oficinista.
Nos hemos multiplicado, estamos diariamente en todo lugar, pero se nos hace un mundo el tener las cifras de nuestros empeños.
El programa general también debe reinventarse. Fácil decirlo, distinto es hacerlo y en eso estamos. Qué nadie se quede afuera, qué todos podamos ver en breve lo que ha sido esta dinámica del canto cuando las amenazas a la vida son tantas. Solo la poesía, las artes pueden darnos la fuerza para seguir en este lado, hagamos florecer las rosas en el poema.
A quienes estén entregando al mundo sus latidos, les pido me envíen un apretado resumen de lo que realizan, en la forma de dónde, cuándo, por qué medio, quienes participan, quienes apoyan.
Un abrazo con los últimos copos de nieve que en mi realidad cayeron esta mañana.
Tito Alvarado
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