Nunca supe cantar, soy un gallo desafinado
le contaba eso al mar en mi vergüenza
de no poder musicar a algo tan hermoso, el mar y sus olas
Pero amando como amo todos los animales
¿qué opinarían las sirenas en particular
escuchando algo tan terrible?
De todas sus playas, me ocupé de contar las rocas
que besaban sus aguas y las nubes del cielo...
negras, rojas, claras, y los rayos del sol ficticio
Mi cerebro intentó contar las estrellas, cosa ridícula
mis dedos contaban todo, mis manos etiquetaban una y otra vez
la marcha continuada, de la perfección callada
La última gota de lluvia
lavó mi ojo único, rompió mis dedos y se abrieron mis palmas
se unieron como uno más , al resto de los elementos
Ya no cuento, ni sumo, ni resto
todo esta en libertad, callado en libertad absoluta
el cementerio es silencio...
Oscar Alberto Marchesin Polinelli -Argentina-
Publicado en Suplemento de Realidades y ficciones 85
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