Estuvo entre mujeres: Una rubia deslumbrante que olía y sabía a mango, lo besó con rabiosa ternura… y luego lo abandonó. Otra pelirroja dañinamente hermosa lo abrazó con frío deseo… y lo dejó en mitad del espasmo. Luego vino una trigueña cuya belleza llenaba el alma de una paz engañosa que permitió por compasión que la abrazara, y lo dejó con las ganas. Finalmente vino una negra soberana que lo miró como a un esclavo… y se negó a hacer el amor con él. Y Adán volvió al Paraíso, con el alma del color de esa mujer…
Victor Diaz Goris
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