Ella lleva el perro hasta el dormitorio donde tantas veces él la ha hundido en la fosa del miedo. El perro se adelanta expectante. Ella le ordena atacar. Y, por una vez sin prisas frente a él, ella sale cerrando la puerta mientras se tapa los oídos para no escuchar los gruñidos y los gritos del concierto tocado por las rítmicas dentelladas. ¡Ah, las pesadillas, y ella que no lleva a cabo ni sueños ni propósitos!
Del libro Bla, bla, bla, bla, bla sobre el amor de
FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES
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