A veces borracho entre palabras,
me pierdo en el silencio frío.
Qué poco sé de tu simple hablar;
ignorante, sólo sé de lo mío.
Pero perdona mi vocabulario
y de mi amor que vuela sin destino,
si en mi vivir pequé de hospitalario,
Dios me perdone, hoy estoy herido.
De los engreídos hombre de letras,
que se han reído de mis cosas mundanas;
no creo que ellos sepan de penas,
de soles, que están… viendo mis mañanas.
Del libro “Bollos de papel” de
Raúl Ignacio Lario -Argentina-
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