domingo, 31 de mayo de 2015

EL BARRO DE SER HOMBRE.


Nací para acabar lo que empezaste,
Señor de toda luz y obscuridades,
el dueño de mentiras y verdades,
que tiene mi maldad como su traste.

No pude ser amor ni lo que amaste,
me tuve que quedar en soledades,
cerraste las mil oportunidades
que diéronme el rostro del desgaste.

La noche me dejó las amarguras
que un día le cediera la mañana,
rezando por un ser de penas puras.

Yo soy el mal mirando la ventana
en la que contemplaste las venturas
de ser el portador de peinar canas.

Julio G. del Río -Valencia-

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