La primavera entraba con todo
su esplendor por mi ventana,
tras el cristal, mis ojos vieron
una silueta dibujada.
El humo glaseado impedía
ver de quién se trataba.
pero solo note que mi corazón
se estremecía y como el galope
de un caballo palpita.
Era el amor que mí alma necesita,
todo lo blanco y negro, era agua
pasada;
Amor del pasado que ahora llega
con calma.
Tus ojos se hicieron prisioneros
de mi mirada,
de mis lágrimas derramadas
de nácar,
y del vacío que quedo colgado
en los espejos del alma.
Con los días perdidos de tu amor,
hice un rosario de perlas blancas,
y cada noche mullida en mi cama,
a mi virgencita del Rocío rezaba
mis plegarias.
Contaba las perlas de una en una,
pensando en que tu regresaras,
y en el paso del tiempo,
te encuentro perdido tras el
cristal de mi ventana.
Olivia Cortes Rubio -Málaga-
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