Cuando sufre un poeta
esconde su sentir tras un poema,
esconde sus lágrimas en un papel.
Cuando sufre un poeta
cada letra, cada espacio, cada punto y coma
que va regando en sus prosas
son manantiales de lo que su voz
no puede pronunciar.
Cuando el poeta sufre
se transforma en soneto para leerse
exacto y preciso justo donde su dolor es más grande.
Cuando los poetas sufren,
de sus letras corre sangre que pocos la observan,
y casi nadie los consuela.
Cuando el poeta sufre
es porque supo amar, amar de ese amar
que sólo entre poetas se ha de entender.
De ese amar que en la luna y el mar,
las hojas caídas, o una cascada inmensa,
un cielo gris, o un sol resplandeciente,
así como el más silencioso de los sonidos,
o la más cruda ausencia,
son sus motivos para mitigar su sufrimiento.
Cuando sufre un poeta
lloran sus sílabas, sus rimas, y nadie ve
lo que debajo de su careta de inspiración hay.
Cuando un poeta sufre
es porque en sus letras dejó pedazos de su alma
y nadie, nadie jamás lo comprendió, lo valoró,
y mucho menos como él amó su poesía.
Guille de Alba Parga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario