EL VIEJO VICENTE
Tenía en sus ojos,el mar,
en sus manos las barcas,
las cuerdas y la sal marina,
escamas de muchos peces,
pegadas a sus manos.
Toda la vida en el mar,
daban para todo eso,
y...para mucho más.
Había hilo de pescar,
cajitas con plomos,
anzuelos y corchos.
Y cañas cortadas,
cerca de la vieja era
secándose al sol.
El viejo Vicente,
nos hacía las cañas,
riendo sin dientes.
!Bendito anciano!,
al que le faltaban dientes,
y le sobraba bondad.
Nos enseño en verano,
como se pescaba,
desde su silla fija,
su silla de ruedas.
Que él manejaba,
con la misma destreza,
que nos contaba cuentos,
o nos relataba historias.
!y nos enseñaba a pescar!
!El viejo Vicente!
¿Qué habrá sido de él?
Un verano al llegar,
a la blanca isla.
Ya no estaba allí.
Una hija se lo llevó
a "la Península"
Y ya no volvió.
Igual que nosotros,
crecimos...
y ya no volvimos
a ser aquellos niños.
Pasaron los años
y la "locura" por la pesca,
se olvido...como todo.
Otros niños nos relevaron.
Pero ellos no tenían...
al viejo Vicente.
Poniendo el corcho,
tras los plomos,
mirando nuestra pesca,
al regresar a casa...
Haciéndonos sentir,
importantes, mayores
y sobre todo !Pescadores!
Cuando paseo por aquí
y veo nuestra roca,
en este mismo lugar,
donde pescábamos,
sosteniendo las cañas,
los niños del barrio.
!Me acuerdo de él!
y lo veo riendo,
feliz y contento.
¿Qué habrá sido de él?
EL PÁJARO Y EL SILENCIO
Creo que era un ...mirlo,
caía lento el atardecer.
Un pájaro canta
de rama en rama
!Calla!
Déjame escuchar,
ese silencio...
incomprensible,
que lo sume todo,
en un mutismo,
doloroso sangrante
Y a la vez ....
!Tan hermoso!
Cae el cielo rojo,
planea en la nada,
y todo se calla.
Un pájaro canta,
de rama en rama
!Calla!
Quiero oír la nada,
esa ausencia,
de todo sonido,
en esta hora
que todo se sosiega,
se va durmiendo,
se apaga...
cuando llega,
el atardecer.
Un pájaro salta,
de rama en rama.
él también calla.
!Me ha entendido!
Quiero oír la nada,
la ausencia...
de cualquier ruido.
El pájaro también,
o eso parece.
Se mueve la hoja,
que el ocaso prende ,
y convierte en llama.
El pájaro canta ,
otra vez.!Silencio!
Escucha el silencio.
!Es hermoso!.
Es mío y del ave.
Todo lo demás...
no existe.
La tarde quema,
se inflama, arde,
con sus llamas rojas.
Todo es fuego,
por un momento
en este silencio.
El pájaro escucha,
yo también.
!Silencio!....
Era un mirlo,
muy negro,
caía la tarde...
MARÍA LUISA HERAS VÁZQUEZ -Barcelona-
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