Dejar de pensar en el ayer,
lo que fuimos, lo que hicimos,
caminos recorridos y olvidados,
por los que un día transitamos.
Lo perdido siempre es hermoso,
pues los velos de bruma,disipan.
Sentir hoy nuestro cuerpo real,
descolgado, arrugado, envejecido,
engrosado, adelgazado marchito.
Un cuerpo que un día perdimos,
hace ya de eso, bastante tiempo.
Queremos creer que aún es nuestro,
sin querer asumir que la vejez es bella,
tanto como lo es siempre la juventud,
tersa, hermosa, triunfante! muy alegre!.
Mientras, nuestro cerebro se apodera,
de esa belleza cincelada con los años,
asumida entre buenos y fieles amigos,
con grandes dosis de ironía compartida,
donde disfrutamos y reímos juntos....
con la vida... y de la vida...
Eso es envejecer y nada más !Compartir!.
Todo lo demás es como morder un limón,
amargarse la vida sin oler su azahar,
bajo los limoneros floridos en primavera.
MARÍA LUISA HERAS VÁZQUEZ -Barcelona-
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