Soy todo lo que ves y que carezco,
los besos que di y los que he perdido;
mi mano recorriendo tu cintura,
el rosario de promesas
que, noche a noche, te dedico;
y las largas miradas que acaban
siempre con tres puntos suspensivos.
Soy las tardes grises
que amenazan con tormentas,
los amaneceres primaverales
que a diario paro y revivo,
lo que no elegí ser y he padecido
y hasta el llanto que sin querer
se me ha escapado.
Me define tanto el aire que recorta mi silueta
como aquello que me excede y que me abarca…
Soy el trazo que dibujo y aquel que falta,
y aunque aún bien no entiendas lo que digo
soy el que ahora está a ambos lados de tu puerta…
Leandro Murciego
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