Caminando por la vida con ojos desorbitados
solo conseguí ser un poema de risas,
un acento mal puesto,
un vaso roto,
una fuente de dolor en el cansancio de los demás,
la pus de la sociofobia,
un camino esdrújulo desde el que podía ver todo,
un extranjero en cada esquina,
un cuerpo extraño en la multitud de arena,
desorbitado caminando con los ojos de la vida.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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