Ella sola ha tenido un solo bebé
que le hizo un notas llamado José
y la madre de ella ni lo sabe,
al parecer la cosa parece grave,
pues en la droga los dos
patean latas por la calle,
José le da púa, le da coz,
es burro que no monta nadie
tomando su mazacote de arroz,
le hace el avión el miserable,
le da al basuco y todo le vale,
gramos de duda sin Dios,
dos y medio viviendo en un parque,
lo lava con la mano su madre,
el agua está fría, el frío es dolor,
suelta el agua que le vela
como queriendo calor del sol,
reproches como de telenovela,
pelean interpretando, dos niños son,
a ella en la calle el frío la pela,
él en su hombría no es culpable,
la culpa es toda de ella,
pues ella es mujer, ella la madre,
sin techo que los proteja,
el bebé pasa frío, y ellos hambre,
José en la droga se deja
la treta, la trepa, el equipaje,
ella aborrece a su pareja
y a veces llora lágrimas de sangre,
él llama bruja a su compañera,
ella parece hacer magia verdadera
en el fingir de poco importarle.
Cecilio Olivero Muñoz
Publicado en la revista Nevando en la Guinea 35
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