Cumplo con este poema mi promesa
que le hice un día a una viandante;
con carita de aceituna verde y tierna,
pues su raza es mulata caribeña.
La conocí en el aeropuerto de Madrid al sentarse,
con la gracia de una gacela,
a la que le pedí un poco de agua fresca
para mi esposa amada y sedienta.
Con su talle de espiga y su negra melena,
hizo un mohín gracioso y una sonrisa en la cara
y su preciado liquido le ofreció a mi amada.
Mis ojos de macho ibérico de esta ardiente raza
se quedaron prendados de aquella zagala,
de boca flexible y ojos de sultana.
Me quede petrificado un poema era mi cara,
pues yo no soy libre y amo a mi dominicana.
Muchachita cuando estas letras leas,
quizás con suerte en alguna ocasión
en algún aeropuerto o alguna estación.
Se llenará de gozo tu gran corazón.
y veras que es cierto
lo que te prometí en aquel avión.
Quizás te sonrías de este poeta loco
que no sabes quien es ni su nombre tampoco..
¡Es como Jesús que calmó su sed en un humilde pozo
con el agua fresca que le dio aquel mozo....!!!
Rafael Chacón Martel -República Dominicana-
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