“Aún lloviendo llevaron a los niños a ver la cabalgata. Los Reyes Magos habían podido hablar con ellos y le habían prometido llevar cuantos juguetes quisieran, a condición de irse pronto a la cama. Volvieron ilusionados y se acostaron sin apenas cenar un vaso de leche. Los padres no se atrevieron a decir nada a los hijos. La madre se fue a cama llorando. El padre, aunque no pudo soltar una lágrima, un nudo se la hacía en la garganta. A la mañana siguiente, cuando los hijos se despertaran no se iban a encontrar un solo juguete… “
Del libro Albérchigos de José Ruiz Guirado -El Escorial-Madrid-
Publicado en la Biblioteca
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