Entre tanto flujo de las horas que tiemblan en el futuro
y un corazón que huye de nosotros con su peso de espectro,
instante medido en la inmediata extrañeza de la carne,
como el arte de respirar un penetrante abismo
o metáfora ingrávida que florece en el cuerpo.
Aparece en el escenario de los ojos una línea de fiebre,
los árboles brillantes del entresueño,
y una voz amarilla usa el vértigo contra la sombra,
rapto del aire y lengua encendida de la lluvia.
Porque vendrá el verbo que pronuncia el espejo,
el grabado de la transparencia como un oficio de la imaginación,
el astro devorador del tiempo.
Cuando se inflame el rojo alcohol de las rosas,
irrepetible sangre,
marea estremecida
en la lejanía.
Del libro Habitación do asombro de
MIGUEL ANXO -Lugo-
Publicado en Un día es un día Ágora
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