Los hombres que cultivan estos campos
que ven con amargura he impotencia
como cualquier "pirómano" desalmado en segundos se los queman;
ellos que antaño los cuidaban con celo
como si de un hijo se tratara.
Ellos limpiaban los raídos encinares,
talaban los viejos y ya acabados árboles
para hacer el carbón y alimentar sus chimeneas.
Hoy ven a sus hijos huyendo hacía las ciudades
las tormentas arrastrando los limos
y las sustancias de la madre tierra
por los sagrados ríos hacía los embravecidos mares.
Ellos trabajan en paramos estériles
de este inhóspita y pobre tierra;
son los hijos de una estirpe de rudos campesinos
ya en grave peligro de extinción.
Rabadanes con grandes manadas de merinos
trashumantes cruzan por las cañadas reales
la piel de toro de esta vieja España
buscando tierras fértiles y vírgenes.
Con los ojos siempre turbios perdidos
en horizontes lejanos donde no exista la miseria;
el numen de estos áridos campos es sanguinario y fiero
y se dice: pronto veréis las llanuras
fértiles de la tierra prometida....
Rafael Chacón Martel -República Dominicana
-
No hay comentarios:
Publicar un comentario