Se nutren en las ciénagas
de la ley, pisan sobre naipes
afilados, igual que matan
sueñan con tener hijos
educados en buenos
pero no públicos colegios
y con un fin de semana en el campo.
Son carne de mafia, profesan
de esbirros o sirven de mula
para pasar dinero o droga.
Odian a sus jefes y le seguirían
hasta la muerte.
Son saldos humanos, metáforas.
Triste, muy adentro nos llega su voz:
qué hacer cuando uno no tiene trabajo.
ANDRÉS ACEDO
Publicado en Un día es un día Ágora
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