No seremos tus ideales así:
embadurnados de intenciones
urdidas en el sextante onírico
que nos inculcó la sinrazón.
No, ni siquiera nos reconoces
acérrimos a la quebrada burla
y dominados al embeleso
que nos llora o ríe indiferentes
al hartazgo de las horas.
No, ni tu ceñuda mirada
nos tornará tu fanática simetría.
MANUEL JESÚS GONZÁLEZ CARRASCO -Madrid-
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