La trampa de estar solo
no se abre en la trampa mayor de estar con otro
ni tampoco en la trampa del cero,
sino en la montaña de reflejos que danzan
o en la última luz sobre una vida
enceguecida de ocasos.
El hombre es la oración de dios
o dios es la oración del hombre
Demos las gracias entonces a lo que no existe,
por nuestra inexistencia que existe
Y después,
abramos o cerremos del todo
la puerta de la trampa.
Del libro "Poesía vertical" de
Roberto Juarroz -Argentina-
Publicado en la revista Poesía del mondongo
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