La turgencia no garantiza nada.
Ni el color rabioso, ni el botón saliente
que acaricié en la góndola del súper.
La naranja de ayer no era perfecta
pero sus células prietas
estallaban.
Eran bastante buenas las naranjas
que me tocaron durante la semana.
Hoy el recuerdo de otro jugo no me alcanza.
Y el amor que tuve
no me moja la boca.
Carina Sedevich -Argentina-
Publicado en la revista Periódico de Poesía 64
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