viernes, 27 de enero de 2017

UN TRAMO EN EL INFINITO


En los campos de concentración nazis, los judíos
y también los gitanos, los comunistas, los homosexuales,
los extraños mental o físicamente, los polacos, llegaron a morir
por un aséptico rasgo distintivo,
qué lejano le parece al mundo de hoy aquel tiempo,
nadie siente la necesidad de hablar contra los nazis
porque se da por hecho que no hay nadie que no sepa
que fueron hombres malos y hasta despiertan la simpatía
que despiertan el hombre del saco o Pulgarcito o la Bella y la Bestia
de tan inofensivo que parece haberse vuelto su poder
pero yo estoy enfermo y lo estaré hasta que muera
por la presión con que mi sociedad intentó reprimir
lo que me hacía diferente a los demás,
no había lugar en el mundo para quien no sirviera
cruel y escrupulosamente a la obviedad, entre unas almas
que aun así criticaban a los comunistas por su frialdad
y su inhumano rigor,
mis campos de concentración fueron muchos,
al lado de mis amigos, necesité guardar silencio y esquivar la mirada
mientras ellos hacían de mí la víctima común de su zafio ingenio,
tuve un trabajo angustioso y tedioso durante veinte años
haciendo vida de agricultor porque me habían convencido
de que no era lo suficientemente inteligente y capaz
aquellos que encontré como amigos o profesores
o incluso como familiares o vecinos,
yo mismo me dirigía a lo más oculto de mi hogar
apenas notara que llamaban a la puerta
porque había contraído una fobia social
y me angustiaba todo lugar donde hubiera gente
porque me horrorizaba el contacto con los extraños,
con esa gente cruel a la que con demasiada frecuencia,
había oído hablar mal de los gitanos, de los comunistas,
de los homosexuales, de los extraños
e incluso de los judíos y sin que llegara a saber por qué,
también alguna vez de los polacos,
ellos eran gente razonable y normal
según querían aparentar a toda costa,
era yo
el ser enfermizo y extraño que tenía que avergonzarse
y esconderse para no llamar la atención,
qué propio de sus lagrimitas les parece un exterminio
a esa gente preocupada por su honra que vota al PP
porque es el partido que apoya el cura
pero qué poco les inquieta a los políticos del PP,
leales al soberano de España, la suerte del pueblo saharaui
porque pese al desprecio racista que sienten por los marroquíes
les une con ellos el amor al fascismo y a Franco,
asegura Netanyahu, en amables declaraciones a unos periodistas
que Hitler, en realidad, no quería exterminar a los judíos,
el horror del pueblo al que el supuestamente pertenece
no le impide entretenerse
entre matanza y matanza de niños palestinos
con dudosamente interesantes matices semánticos,
a Trump que ya es presidente de Estados Unidos
los negros le parecen mala gente
es un nazi, lo mismo que los de los campos de concentración
pero Obama, que fue el presidente negro, no era bueno
porque bombardeaba hospitales
y llenaba de armas a Israel,
¿donde no hay nazis, dónde no hay campos de concentración,
dónde está lo pasado de lo que conmemora el día 27 de enero
si no falta un rincón de este mundo
donde no reinen los estúpidos y los locos?

Luis Rafael Garcia Lorente

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