Eres oh América, sabor de este planeta,
viento febril, aroma de mil cuentos,
guerra y fulgor ancestrales, rojos vientos,
motivos del indígena en la cuenta.
Islas, puentes, ciudades, en otrora quimeras,
sudor del indígena, otoño acribillado,
repetición silenciosa del dolor en el pasado,
surgió el progreso y la sangre fue ceras.
Violines sin pudor exaltaron al blanco,
se repite la copa, brindis de negros labios,
alegrías somnolientas, el escondido banco.
Repúblicas forjadas entre lodos y agravios,
pabellones versados, escoltado barranco,
donde la sangre del indígena, rodó en escapularios.
José Vicente Castro Romero -Colombia-
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