Dudé un instante en decirlo,
la noche había sido larga e incómoda,
los hados recorrieron mis sueños
y no cesaron de traerme recuerdos,
acumulándose como una tómbola
y como un tiovivo rondó mi pasado.
Dudé y la duda me corroía,
la quemazón sólo tenía un dueño.
Vacilé en el umbral de la vida,
dudando de todo lo inacabado,
incluso de la verdad y la ciencia.
Y dudé, dudé hasta extraviar la conciencia,
observé con sumisa extrañeza
que las canas habían acudido con presteza.
PACO VELÁZQUEZ -Cádiz-
Publicado en el blog ojosdeluna-pacovelazquez
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