La noche con sus secretos,
sus temores, sus ilusiones muertas
de un frío absurdo,
parece feliz,
segura de si misma.
Sin embargo, la soledad
la oprime el pecho,
y, entre los silencios,
tantas angustias reprimidas,
llora amargamente por el porvenir
incierto de las estrellas,
La luna vigila
los tejados de la gran ciudad.
repasa, con suma atención.
los tristes versos
del afligido poeta.
Sus estrellas la entregan
los últimos sueños,
las ilusiones abatidas
cansadas de tanto rencor,
la amargura de las tardes egoístas,
no soporta la insistente
mirada de absurdos escrúpulos
de un ayer lejano.
Tal vez la luna
no comprenda de amores.
El poeta, entre las estrellas,
rompe a llorar
melancolías antiguas.
Gerardo Vargas Vega -España-
Publicado en Estrellas poéticas 56
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