domingo, 29 de enero de 2017

NOVENTA Y NUEVE PALABRAS


            Una, dos, tres… las palabras se acumulan, pero mi boca no se atreve a pronunciarlas, mi garganta se reseca, y mi lengua pesa como losa de sepulcro. Te miro, en silencio. Si fuera mudo no podría decir menos de lo que te digo ahora ¡tan locuaz que era hace apenas unos días! Tú respondes a mi mirada con ojos vacuos y el cuerpo tenso. Las lenguas imaginan frases que no se expresan. En el silencio te alejas y pierdes de forma definitiva tras la última esquina de la calle. Nos faltaron las palabras de disculpa.

FRANCISCO J. SEGOVIA -Granada-

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