Solo
como al aclarar está el lucero,
como el ojo pálido del cielo
va girando en la órbita lunar.
Solo
como el primer hombre de la tierra,
como el último lobo de Inglaterra,
como el viejo más viejo del lugar.
Solo
como uno va hilando sus ensueños,
como el monstruo que sobrevivió un milenio
y se esconde en una gruta bajo el mar.
Solo
como el que tiene la virtud del mago,
como el que conduce un pueblo hacia el estrago
mientras imagina la felicidad.
Solo
como el esclavo solo bajo el yugo,
como la conciencia del verdugo
o el único beso del traidor.
Solo
como un grandioso golpe de la suerte,
como cada uno frente a su propia muerte,
solo como un ángel exterminador.
Solo
como un dios que niegan sus criaturas,
como el que dio color a su locura
y pintó los cuervos y el trigal.
Solo
como está en su mundo cada muerto,
como la voz que calla en el desierto,
como el que dijo siempre la verdad.
Solo
como el que logra ver todo muy claro,
solo como la atenta luz de un faro
o el último minuto del alcohol.
Solo
como este mismo instante que se pierde,
como el único que ha visto el rayo verde
cuando se cayó el último sol.
Solo
como el que desentraña algún presagio,
como el único vivo del naufragio,
como todo el que pierde la razón.
Solo
como el que se extravió sin darse cuenta,
como un ave ciega en la tormenta,
así estoy en el mundo sin tu amor.
Solo
como si fuese un animal eterno
clavado en la puerta del infierno,
así estoy en el mundo sin tu amor.
Jorge Fandermole -Argentina-
Publicado en Poesía del mondongo
No hay comentarios:
Publicar un comentario