A
dos
caras
y a la calma de primavera,
cuyas flores brillan
a
su
rocío.
Desde el cenit
que ilumina el sendero de los pétalos
y tu sien.
Crónica
que te deja vivir la vida
sin mutilar los temores ni las costumbres.
Y menos aún…
Que dejen de titilar las quimeras
sobre los instantes.
Es
que tú,
no dejas que los silencios quepan solitarios.
Si no,
que los coloreas
para que se equilibren
a la profundidad
del alma.
Fabián Irusta -Argentina-
No hay comentarios:
Publicar un comentario