Desteñidos y mustios esos rostros de mujeres y niños
que se escabullen entre los coches en los semáforos,
lejos de la tierra que los vio nacer,
de los esposos y los padres que combaten la tiranía,
o que engañados venden su alma al diablo.
En la mano la prueba de su desgracia,
el salvoconducto que les otorga la malvada vanidad,
la hipocresía ruin de quienes les regalaron
la supervivencia como limosna.
Insensato, cruel destino de niños y niñas
que aun en su abatimiento,
en su humillación y su afrenta
corretean y parecen jugar,
ajenos a la barbarie de los desalmados
que los desterraron fuera de sus verdes praderas
y les condenaron al negro asfalto.
AZIZ TAZI -Marruecos-
Publicado en Luz Cultural
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