IMAGINACIÓN

Desde la azotea la observaba entrar en el baño. A veces, cuando no cerraba la ventana, la veía bajarse las bragas y sentarse en el váter. Su larga falda no me permitía ver más. Pero por la noche yo soñaba con su sexo, con sus pechos y me masturbaba. Alguna vez la sorprendí lavándose su sexo y me sonrió mientras seguía con su limpieza. Solo vi unos pelos negros. Sin embargo mi imaginación la desnudaba, mordía sus pechos, acariciaba su clítoris con mis dedos y la penetraba. La sábana recibía mi semen incipiente dejando una mancha delatora.

JOSÉ LUIS RUBIO