Cuando me miras, siento
un asalto de miel en mis pupilas
y desde la Alhambra de tu boca
oigo temblar un beso en la distancia:
es Él mi esperado,
mi cómplice amoroso.
¡Que dulce silabario cuando viaja
y golpea mi puerta
el vino caudaloso de sus ríos,
mientras grita ser preso
que en palco de mis labios
quiere enterrar su cielo.
Ven, mi amado, mi reo carcelero,
a sentar en mis alas la fortuna
de haberte conocido.
¿Escuchas como caen
los turnos de distancia?
¡Amor, cada minuto nos acerca!
¡Dibújate en petunias!!Apresúrate!
que ya tengo en el pecho
jarrones de alegría.
Esther González Sánchez -España-
Publicado en la revista Estrellas Poéticas 56
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