En la boca más atroz toda la noche es mía,
en el cuerpo lunar esotérico las sonatas
dictan la luz bélica demacrada
elevando poderes infinitos
en la oscuridad que todas las almas anhelan.
Ellas siempre duermen al ritmo de mis latidos,
pero a media noche revelan cadenas repulsivas
que azotan mundos paralelos.
¡Oh! me están vigilando miles de cuerpos
que aluden al último alarido desnudo del instrumento histórico.
Vuelvo a dormir con el arsenal magnífico
de la música onírica del violín buscando el grito colosal
de palabras en cuatro cuerdas.
Melisa Nungaray -México-
Publicado en La Náusea
No hay comentarios:
Publicar un comentario